Tokio, la capital de Japón, destaca también por su belleza. La ciudad es un crisol de contrastes, un encuentro entre lo tradicional y lo moderno, por lo que siempre es un buen momento para visitarla. Sin embargo, el otoño cuenta con un atractivo especial para los visitantes.
Durante los últimos meses del año, los colores granates, dorados, naranjas y pardos se convierten en los protagonistas de un escenario mágico, que revela una de las facetas más bellas de la ciudad. Pero, sobre todo, la segunda quincena de noviembre es el momento en el que se puede contemplar el máximo esplendor de las galas otoñales con las que se visten los árboles de Tokio.
Además, un protagonista indiscutible en esta temporada es el árbol Ginkgo, que se vuelve plenamente dorado y aún después de caerse sus hojas, las alfombras doradas que se forman en las calles y parques conforman postales de cuento.
De esta forma, Turismo de Tokio presenta cinco lugares recomendables para observar este bello árbol y las panorámicas de ensueño que se forman. En este ranking se encuentra Meiji Jingu Gaien, que cuenta con una avenida de 300 metros donde presiden aproximadamente 150 árboles de Ginkgo; Showa Memorial Park que cuenta con una avenida de este árbol en sus 163 hectáreas; el parque público Hikarigaoka donde destacan más de 40 árboles centenarios alineados; el parque Yoyogi, localizado en el corazón de Tokio y característico por ser uno de los más grandes de la capital, ya que alberga más de 13.000 árboles entre los que se incluyen esta especie; y Marunouchi, localizado en pleno centro, con vistas a la ciudad y que conecta la estación de Tokio y el Palacio Imperial.
Además, a lo largo y ancho de la urbe existen otras numerosas localizaciones idóneas para disfrutar del otoño tokiota. Así, entre los puntos de interés turísticos más representativos se encuentran los jardines Rikugien, cuyos orígenes se remontan al periodo Edo; los jardines de Ninomaru, anexos al Palacio Imperial, son otro referente de belleza durante esta estación; y, de forma paralela, también se recomienda visitar los jardines de Koishikawa Korakuen y el Jardín Nacional Shinjuku Gyoen.
Además, los montes Takao, Mitake y Oyama, así como la cercana región Okutama, forman parte de las más célebres áreas silvestres de Tokio. Los cuatro lugares resultan idóneos para realizar senderismo o, simplemente, para pasear lejos del tumulto de los barrios del centro.
Pero estos son solo uno de los ejemplos del mágico atractivo de Tokio durante el otoño. La ciudad ofrece muchos más encantos entre los meses octubre y diciembre que el visitante descubrirá una vez pise sus calles.