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Desde la pequeña ciudad de Olden, en el extremo este del Nordfjord, una pintoresca carretera conduce durante 23km hasta Oldedalen pasando por Brenndalsbreen y, desde allí, hasta las dos lenguas glaciares de Melkevollbreen y Briksdalsbreen. Briksdalsbreen es un glaciar temperamental: en 1997 la lengua llegó hasta su punto más alejado durante setenta años, para luego retroceder unos 500m. En el 2005, la zona por la que solían caminar y trepar los excursionistas empezó a resquebrajarse, así que, por el momento, no hay excursiones guiadas por el glaciar.
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El paseo de ida y vuelta hasta la cara del glaciar de Briksdal es de unos 5km, bien por el sendero algo empinado o por un camino de carros más suave pero más largo. Los tradicionales carros de ponis que patearon la ruta durante más de 100 años han dejado de transportar a los visitantes, pero ahora cuenta con “coches de troles”, que son como enormes carritos de golf. Desde el punto de regreso hay todavía un recorrido de quince minutos por un agreste sendero para ver el hielo. Para los coches de troles es recomendable reservar con antelación, ya que los grupos de turistas suelen copar las plazas.
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Fjærland, también llamado Mundal, en la cabeza del pintoresco Fjærlandsfjorden, atrae a 300.000 visitantes al año que, en gran parte, desean contemplar dos de las lenguas glaciares más accesibles: Supphellebreen y Bøyabreen. Otros, en cambio, pretender convertirse en ratas de biblioteca, Fjærland, conocido como el Pueblo de los Libros, representa el sueño de los bibliófilos, con una docena de tiendas que venden un amplio surtido de libros de segunda mano, la mayor parte en noruego pero también en otras lenguas europeas.
Supphellebreen: Es posible llegar en coche a 300m del glaciar de Supphellebreen para luego caminar y tocar el hielo. De aquí se extrajeron bloques de hielo que se utilizaron como podios en los JJOO de Lillehammer de 1994.
Supphellebreen. ©Pep Trias
Bøyabreen: En el azul y restallante Bøyabreen, más espectacular que Supphellebreen, pasada la colina al este, el viajero quizá sea testigo de cómo se desprende un bloque de hielo que luego cae rodando al lago situado bajo la lengua del glaciar.
Norsk Bremuseum – Museo Noruego de los Glaciares: En este museo bien planteado, a 3km tierra adentro del muelle de ferrys de Fjærland, puede descubrirse la historia de las lenguas de hielo y la forma en que han esculpido el paisaje noruego. Ideal para saber cómo se forma un fiordo, ver una presentación audiovisual de veinte minutos sobre Jostedalsbreen, tocar el hielo de hace mil años, atravesar un túnel que penetra en hielo de mentira e incluso ver el colmillo de un mamut lanudo siberiano que pereció en el hielo hace 30.000 años.
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Donde dormir
Bøyum Camping: Junto al Norsk Bremuseum, este camping se adapta a todos los bolsillos y preferencias, aportando espléndidas vistas al glaciar de Bøyabreen en la cabecera del valle. El Bøyum Camping es un camping resort de gestión familiar y ofrece jardín, terraza y WiFi y aparcamiento gratuitos.
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Las habitaciones del Bøyum Camping incluyen acceso a una cocina común y a baños compartidos. Las cabañas son independientes y disponen de sofá, TV, zona de cocina totalmente equipada y baño privado con ducha.
El establecimiento alberga un bar que sirve pizzas, un salón compartido y un parque infantil. Ofrece voley playa y servicio de alquiler de bicicletas.
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