Madeira es sinónimo de laurisilva, de tierra volcánica, de mar. En medio del Atlántico, es un paraíso natural que destaca por sus paisajes, la hospitalidad de su gente, su gastronomía y su cultura. Son muchas las actividades que se pueden realizar en el archipiélago, pero seguro que estas cinco experiencias, os dejarán con la boca abierta.
Coger un barco para descubrir la impresionante costa de la isla
Da igual si eliges entre un yate privado, catamarán, velero o incluso una réplica del barco de Colón, tienes que llegar a la Reserva Natural de la Islas Desertas, conjunto de tres pequeñas islas de origen volcánico donde predomina el color rojo y amarillo, especialmente vistosos al atardecer. Además, este viaje también será una magnífica oportunidad para avistar delfines, ballenas, tortugas o aves marinas, que habitan en la zona.
Conducir por la carretera que atraviesa el Valle de la Encumeada
Esta carretera fue una vez la puerta de entrada a São Vicente y unía la costa sur con la costa norte de la isla. A lo largo del camino te acompañará un pequeño arroyo, paralelo a la carretera, que termina en el mar. Si no tienes miedo a las alturas, desde el mirador de Boca da Encumeada, a 1007 metros de altitud, hay una majestuosa vista a los valles de Riberia Sacra y de São Vicente.
Descubrir la gastronomía típica y el vino de la isla
Funchal esconde un emocionante pasado lleno de historia y sabor. No pierdas la oportunidad de unirte a los “Tours de Comida y Vino” que se realizan a pie por las calles de la ciudad y permiten descubrir, a través de la gastronomía, diversos atractivos turísticos como la historia, la arquitectura y, por supuesto, los preciados vinos de Madeira. Esta es una forma original de degustar la gastronomía más auténtica de algunos restaurantes tradicionales, además de visitar productores de vino y el colorido mercado local.
Subir al pico más alto de Madeira
El Mirador del Pico Ruivo es el punto más elevado de Madeira y el tercero de Portugal. Se encuentra a 1861 metros de altitud y solo se puede acceder a pie. Las vistas, en días despejados, se extienden hasta Curral das Freiras, las llanuras de Santana y los valles de Ribeira Grande y São Jorge, así como la Ponta de Sao Lourenço, Paul da Serra, Porto Santo y las islas Desertas. ¡La caminata merecerá la pena!
Ver amanecer desde la playa de la Isla de Porto Santo
La belleza de la playa de Porto Santo és única. Un arenal dorado de 9 kilómetros, bañado por un mar de aguas cristalinas combinado con temperaturas agradables durante todo el año hacen de este lugar uno de los más especiales del archipiélago de Madeira ¡No te olvides el móvil, seguro querrás inmortalizar este lugar para tu Instagram! Además, la arena de la playa es rica en lodo, calcio y magnesio, por lo que también ofrece beneficios terapéuticos, que ayudan a suplir la falta de sales minerales en el cuerpo humano, como resultado del estrés y del cansancio.