Viajamos hacia Flåm, su emplazamiento, al final de Aurlandsfjorden, es espectacular. Como parada del popular circuito Norway in a Nutshell, recibe más de 500.000 visitantes al año. Si bien el lugar es un paraíso, puede acabar resultando agobiante si muchos de los visitantes se congregan al mismo tiempo.
[IMPRESCINDIBLE] Ferrocarril de Flåmsbana
Esta maravilla de la ingeniería de 20km de largo sube a 864m a través de 20 túneles. Con una inclinación de 1:18, es la línea de tren cremallera más empinada del mundo. Se tarda 45 minutos en subir hasta Myrdal por la inhóspita meseta de Hardangervidda, pasando por estruendosas cascadas y hay una parada para fotografiar la asombrosa Kjosfossen.
©Pep Trias
Situado junto al andén del ferrocarril, el Museo del Flåmsbana, no es un museo centrado en trenes: hay fotos fascinantes de las brigadas de construcción y de la vida en Flåm antes de que coches y autobuses se abrieran paso hasta aquí.
Punto de observación de Stegastein. ©Pep Trias
Los 45km de la carretera de la nieve, cuyo nombre oficial es Aurlandsvegen, ascienden desde el mar serpenteando hasta la desolada y rocosa meseta que separa Lærdalsøyri (Lærdal). Esta ruta de infarto, solo transitable en verano (montañas de nieve bordean la carretera y el arcén está helado incluso a finales de junio), ha sido nombrada Ruta Turística Nacional, por lo que conviene ir antes que los autocares la hagan suya. Incluso si se prefiere no recorrerla entera, hay que conducir los primeros 8km desde Aurland al magnífico punto de observación de Stegastein, una impresionante estructura revestida de pino que sobresale del fiordo para sacar al viajero de su zona de confort; como la propia Noruega.
Aurlandsvegen. ©Pep Trias
El apacible Aurland ofrece un ambiente mucho más calmado que el de su vecino Flåm, solo 10km al sur, en el mismo fiordo. También es famoso por ser uno de los extremos del Lærdalstunnel (24,5km), el túnel terrestre más largo del mundo. Este enlace básico de la E16 que une Oslo y Bergen es una rápida alternativa a la sinuosa SnøVegen de 45km. El viajero elige: rapidez y comodidad, o el vertiginoso y pintoresco ascenso y descenso de esta carretera, con parada a medio camino en un altiplano que cuenta con un lago y una cascada de una serenidad inquietante.