Carlos Rey es el alma mater de las bodegas Anadigna, y su pasión por el mundo del vino le viene de familia. En 1979, sus padres Belarmino y Carmen compraron “Veiga de Areas”, la parcela donde se plantaron las primeras cepas de albariño de la familia. Hasta entonces el vino se elaboraba con otras variedades, y con aquellas vides nació el sueño de crear un vino diferente.
Carlos Rey tenía 9 años y no podía ni imaginarse que sus padres estaban plantando en él esa ilusión con la que colocaron esas cepas que lo iniciaron todo.
En el año 2012, con la pérdida de sus padres, hizo brotar en Carlos Rey la necesidad de poner en valor el trabajo que ellos iniciaron. Así que, recogiendo su herencia y culminando el proyecto cuyas raíces afianzaron con su abuela Anadigna y sus padres empezó a trabajar en sacar al mercado un vino albariño único, fruto de tantos años de trabajo.
Fue entonces cuando decidió preparar la bodega, dotándola de modernos medios técnicos para poder elaborar un caldo del que su familia pudiera sentirse orgullosa. Porque cada copa de este Rías Baixas de Anadigna es el fruto de su legado.
Para elaborar buen vino debes tener buenas viñas, lo más importante es el respeto al “terroir” y a la variedad, porque ello va a determinar la diferenciación del producto con respecto a otros vinos. La mano del hombre es importante tanto en lo que se hace en el viñedo como en lo que no se hace. Creemos que en bodega la intervención debe ir siempre sobre la premisa de ese respeto, dejando que el vino fluya en su formación, sin prisas, sin fechas preestablecidas, sin aportes enológicos ni de elaboración que enmascaren a la variedad de uva y su entorno.
La Subzona del Salnés, donde se enclavan todos nuestros viñedos, tienen una particularidad de muchísimo valor y reconocimiento internacional que no se encuentra en otro enclave, y que forma la columna vertebral de un vino: su acidez y su frescura. Lo que no se puede conseguir en otro territorio con la misma variedad de uva, por ello siempre hablamos del respeto.
Esta acidez y frescura, tan valoradas en vinos blancos, como los grandes vinos de Riesling, le dan además del carácter, longevidad, algo difícil de encontrar en vinos blancos, por ello hablar de un albariño del Salnés es hablar de vinos blancos de guarda.
Respeto a los viñedos
Elaboración con intervención mínima de la mano del hombre
Mimo en los detalles
Por ahora el cambio climático no llegamos a detectarlo significativamente. Sí que es cierto que el último año se recogió la uva mucho más temprano de lo habitual, pero tienen que darse más anualidades así para verificarlo.
Si se produce lo que se teme, de que tengamos más temperaturas cambiantes, habrá que buscar zonas con viñedos situados en climas más parecidos a los actuales. Es decir, si las temperaturas ascienden deberemos tener viñedos en zonas de menos soleamiento para que el resultado final sea lo más parecido al actual.
La variedad de uva albariña, es una variedad autóctona de Galicia que tiene su máxima expresión en las Rías Baixas y más en concreto en la subzona del Salnés. Se consiguen vinos blancos de gran calidad y singularidad, frescos, afrutados, ligeros, con acidez marcada, estructurados y con gran posibilidad de longevidad.
Lógicamente cada momento tiene un vino que se adapta mejor que otros. En cuanto a maridajes tampoco se puede caer en los tópicos de tintos para carnes, blancos para pescados y dulces para postres. Entendemos que la armonía puede darse incluso con contrastes que magnifiquen tanto el sabor del vino como la comida que lo acompaña.
De todos modos, un vino Albariño se marida lógicamente con mariscos, pescados, quesos, arroces, sashimi, tataki…, así como un Albariño sobre Lías por su untuosidad, puede añadirse incluso a carnes blancas, aves de corral, etc., mejorando el maridaje si a la carne le añadimos algún tipo de salsa con base de mantequilla o nata, toques cítricos, mostaza.
Entendemos que la DO Rias Baixas, está muy bien reconocida a nivel nacional, como un vino de calidad, pero con un precio más elevado que otros blancos como Rueda que se consume masivamente. Pero nuestra DO elabora una cantidad inferior y apostamos sobre todo por la calidad de nuestro producto y su diferenciación.
En España todavía falta cultura de vino, en otros países europeos es más habitual que la gente joven beba un buen vino, así como una buena cerveza. Todo es compatible, pero lo que tenemos es que enseñar a la gente joven: hacer catas explicativas, presentaciones y eventos que pongan el punto en enseñar que el vino tiene tantas posibilidades o más que otras bebidas, que tiene más juego aromático, gustativo, que la mayor parte de bebidas, que podemos aprender jugando.
Como bodega pequeña, yo diría que microbodega, estamos tratando de darnos a conocer para que tengamos la posibilidad de que el cliente pruebe nuestro vino. Para ello tenemos que competir en un sector muy atomizado, con infinitas marcas, por lo que intentamos diferenciarnos con la calidad.
También estamos barajando sacar al mercado un espumoso de uva albariña u otras variedades autóctonas, como la Caiño blanca, pero es un proyecto por ahora.
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