Vivimos en una sociedad que nos empuja a correr todo el día, a vivir mirando el reloj y a que todo sea fugaz y efímero. Pero cada vez más, hay iniciativas y proyectos que nos ofrecen justo lo contrario, como el slow food. Cervezas Alhambra lo sabe perfectamente, y lo vemos en Alhambra Reserva roja, su gran cerveza realizada con tiempo y talento.
Siguiendo esta filosofía, se han unido para colaborar con Martín Azúa en la plataforma crear/sin/prisa. Martín Azúa ha realizado un proyecto de gran dificultad técnica que dio como resultado una obra hermosa y delicada concebida a partir de materiales muy humildes y honestos.
Se trata de una alfombra de 50m2, confeccionada a mano por artesanas esparteras de la región de Murcia siguiendo las técnicas tradicionales. La alfombra tiene una gran dificultad técnica y una enorme riqueza de detalles gráficos, y supone la materialización del proyecto tras meses de dedicación. Esta obra de arte propone una desconexión del ritmo de las ciudades y recuerda la importancia de ir más despacio, y así poder descubrir en las cosas infinitos detalles.
Martín Azúa, cuya obra más conocida la “Casa Básica”, forma parte desde 2007 de la colección permanente del MOMA de New York; ha utilizado este proyecto para poner en práctica su filosofía: “Parar para ver con ojos curiosos las cosas buenas que nos rodean” . La obra que el artista ha relizado para crear/sin/prisa, fue un regalo para los viandantes de la ciudad de Barcelona, una invitación a descansar y relajarse en el espacio urbano.
Desde crear/sin/prisa se nos invita a descubrir la conexión excepcional de Cervezas Alhambras con la artesanía contemporánea. Y es que juntamente con artistas y artesanos comparten su propio lenguaje: la dedicación, la importancia de ir despacio, la sensibilidad en el tratamiento de los materiales y el esfuerzo de descubrir nuevos detalles.
Todo ello es clave para la creación de una obra o una cerveza única, inimitable y capaz de estimular los sentidos como Alhambra Reserva Roja. Al igual que el arte, es una marca para disfrutarla en muchos sentidos: se toca, se mira y se saborea. Y es que en este tiempo que nos ha tocado vivir, el lujo no es el oro, sino el tiempo para apreciar la belleza que se esconde en las cosas hechas con tiempo y talento.
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