Tras los éxitos de Merlí y Cuéntame, ¿qué tal sienta volver a la tranquilidad del teatro?
¡Volver al teatro siempre apetece! Si fuese por mí, sólo haría teatro, sinceramente es lo que más me gusta. Cuando me llegó la propuesta de Galileu ni me lo pensé.
©Albert Armengol
En Galileu no solo actúas sino que también cantas. ¿Ha habido mucha presión a la hora de poner voz a un grupo tan emblemático como los Love of Lesbian?
No, yo es que soy muy fan de Love of Lesbian y fui con mucho cuidado para no destrozar su música. Ellos han sido muy generosos y nos han ayudado mucho, hemos ensayado con ellos y son unos tíos geniales. Realmente suena bien y queda muy bonito dentro del espectáculo.
Galileo como personaje nos pilla temporalmente muy lejos, pero la obra habla de cosas muy actuales como el abuso del poder, la política… ¿qué trato recibe la cultura por parte de las instituciones?
De maltrato absoluto y ninguneo por todos lados. Hace poco me encontré en el gimnasio a un cargo importante del Govern, y no sé cómo salió en la conversación que me explicó que el sector de la cultura les metería bronca porque hay poco presupuesto y yo le pregunté si la bronca era con razón o no. Él me dijo que sí, y si desde arriba te reconocen que no hay presupuesto suficiente para la cultura pues es un problema gravísimo.
A todo esto, ¿qué es para ti la cultura?
La cultura es el caldo de cultivo que hace posible nutrirse emocionalmente.
Galileu está enfocada a la gente joven, principalmente a los adolescentes. En muchos actos teatrales, como los Premis Butaca se dijo que a la gente joven le cuesta ir al teatro. ¿Les cuesta o no hay oferta dedicada a ellos?
Hace falta educar el gusto por el teatro e ir a la corriente de los gustos de los jóvenes. A veces los llevan a ver cosas que no son las suyas. Cuando eres joven tienen que hacerte leer El vigilant en el camp de sègol pero no a Proust, porque no entenderás nada y aburrirás la lectura hasta el final de tus días. En el teatro pasa lo mismo, si cuando eres joven te llevan a ver un Shakespeare muy denso pues no te gustará, y menos en el mundo audiovisual que vivimos. Estamos totalmente contaminados por tecnologías tan innovadoras que el teatro nos parece prehistórico.
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¿Qué tiene el teatro para que los jóvenes apaguen Netflix y se sienten en una butaca?
El teatro tiene sus códigos propios y hay cosas que no se pueden encontrar en la tecnología audiovisual y que son mucho más enriquecedores en según qué momentos. Hay que ser inteligente con qué tipo de teatro mostramos a los adolescentes y de qué manera los acercamos al teatro. Si ven el teatro como algo arcaico y aburrido no querrán ir, pero si los llevas a ver a Nao Albet y Marcel Borràs o Galileu querrán volver al teatro.
No sólo se escucha que no van al teatro, también oímos que no les interesa la política, que pasan de todo… y son el colectivo con más paro y más precariedad laboral. ¿Qué tipo de sociedad estamos construyendo si le damos la espalda a los jóvenes y la cultura?
Es muy peligroso, extremadamente conservador y de una irresponsabilidad tremenda. A mí me hace mucha gracia cuando escucho que los jóvenes no valen para nada, no puedo con esta forma de generalizar. O cuando escucho que ha bajado el paro juvenil, ¡claro hijos de puta porque tenéis a 200.000 en Alemania!
Merlí ha acercado la filosofía a las aulas, ¿crees que es posible hacerlo con las artes escénicas?
Si te digo la verdad creo que no, vamos abocados a un lugar donde las artes escénicas son residuales. Yo hice bachillerato artístico y muchas veces me decían Ah sí, el fácil. Fácil depende de para quien y es cuestión de intereses, yo tenía muy claro que no tenía ninguna intención de ser ingeniero. Esto demuestra el menosprecio hacia la cultura aun cuando a todos nos gusta ir a conciertos, al cine… el ocio es una parte muy importante de nuestras vidas y se tiene que cuidar.
A parte de Merlí, también te vemos en Cuéntame, una serie que lleva muchos años en antena y con un equipo muy consolidado. ¿Ha sido muy difícil empezar a trabajar con un equipo que lleva tanto tiempo trabajando junto?
Pues la verdad lo de Cuéntame ha sido raro porque en todas las series que he hecho las he empezado de cero menos esta. Yo sé que es una serie y que tipo de dinámicas se generan, su ambiente de trabajo, etc. Y sí, tenía mucho respeto porque pensaba que esta gente se conoce mucho y no sabía si me podría incluir en el grupo o adaptarme a sus dinámicas. Pero me recibieron con los brazos abiertos y fue muy cómodo.
Merlí, Nit i Dia, Cites… Parece que las series catalanas han vuelto conectar con el público. ¿qué ha cambiado?
Creo que la forma en como concebimos las series ha cambiado, también gracias a plataformas digitales como Netflix o HBO. Se está dando un valor a las series que antes no tenían, y esto hace que ahora las dirijan directores de cine y los guiones están más cuidados. Las series cada vez tienen menos envidia al cine. En este sentido hemos dado un paso adelante y creo sinceramente que las series tienen mucho que decir en el futuro audiovisual. Una historia la puedes explicar mejor en 13 capítulos que en 90 minutos, además lo democrático que es estar en tu casa y decidir cuando y cuantos capítulos ves, no te obliga a desplazarte…
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A pesar de que hace mucho tiempo que te vemos en la tele y en los escenarios, Merlí te ha catapultado al éxito. ¿Qué tal lo llevas?
La verdad es que el éxito es relativo. Es una sensación extraña porque llega muchos después de rodar. Merlí se emite dos o tres meses después de rodar, cuando tú ya estás de vacaciones o en otro proyecto. Cuando se emitió Merlí yo estaba rodando Cuéntame, entonces se hace raro que después de meses de haber rodado algo te llegue el éxito. Hoy en día aún me paran por Merlí y hace un año que no ruedo, ahora estoy rodando la tercera temporada.
¿Cuesta hacer vida normal en Barcelona?
La vida que hago yo no cuesta, si quisiera hacer la vida que hacen mis amigos de mi edad pues sería imposible. Yo estoy todo el día rodando, en el AVE a Madrid, en el gimnasio, en el cine, leo mucho en casa… al final acabas haciendo muchos planes en casa. Pero si quisiera ir a discotecas, sería muy difícil porque no te puedes relajar, rápidamente te sientes observado, te dicen cosas… al final no te lo pasas bien ni tú, ni ellos.
Todo esto pasa en parte, porque ya tienes una carrera sólida. ¿Hubo algún momento en que te dieras cuenta de que la interpretación sería tu profesión y no un simple hobbie?
Yo siempre he sido el pequeño en todos los equipos, tenía 8 años y trabajaba con gente de 40 y 50 años. Ellos se dedicaban a esto y yo me iba al colegio. A medida que vas trabajando te das cuenta de que puedes vivir de esto, que es una profesión con la que te puedes ganar la vida… pero no hay un momento de inflexión, es algo que me he ido encontrando. Y llega un momento en que te das cuenta de ya no te ves haciendo otra cosa.
Y para acabar, ¿algún proyecto de futuro de los que se pueden avanzar?
Pues en principio seguiremos con Cuéntame y tengo algunas cosas de estas que no se pueden decir… pero con este ritmo de locos, no pienso en el año que viene. ¡Ahora solo tengo en mente en el agosto que me tiraré todo el mes en horizontal y tomando el sol!