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La Bodega Presas Ocampo se debe a la clara apuesta del empresario de Tacoronte D. Domingo López Arvelo, el cual tras muchos años dedicado al mundo de los negocios, comienza a sentir la necesidad de volver a sus orígenes, a su niñez. A aquellos años en los que aprendió de su padre el cuidado y respeto por la tierra.
Domingo Lípez, hijo, nieto y biznieto de vitivinicultores, desde su niñez se ve embaucado en el mundo de la cultura del vino. Las duras labores del viñedo, completamente artesanales en aquellos años, las gélidas mañanas Tacoronteras, son amenizadas agracias a los sorbos del vino, fruto de la tierra, del sudor, del trabajo y el esmerado cuidado que se le dedica todo el año, y es que tanto esfuerzo se veía recompensado.
Esos recuerdos, ese apego por la tierra y las tradiciones son lo que llevan a D. Domingo López a reemprender aquella actividad que tanto le vinculó a su padre, a la tierra y al vino. Con el conocimiento de la elaboración tradicional, las variedades locales y acoplando los adelantos tecnológicos se pone en marcha una de las más modernas bodegas canarias, con la intención de obtener el vino que mejor recuerde al antaño.
La Bodega Presas Ocampo, es una bodega familiar de estructura sencilla típica canaria, bien conocidas por la arquitectura tradicional de la zona. De aprovechamiento de la reducción de la temperatura que proporciona el soterramiento, se decidió enterrar la mayor parte de las instalaciones destinadas a la elaboración y maduración del vino. Por otro lado, la construcción sobre el nivel del terreno reinterpreta la construcción de bodegas en forma de nave.
Presas Ocampo es un vino hecho, en su mayoría, con varietales autóctonos. Uva listán negro acompañada por uva negramoll y alguna otra variedad en cantidades pequeñas, cosechadas en el mes de septiembre y octubre. Así se obtiene un vino rojo granate, con tonos violáceos, azulados y picota. Con buena lágrima, de capa media, limpio y brillante. Su bouquet es limpio, con ricos aromas primarios, propios de la variedad listán negro. En la boca, ofrece, una buena estructura en la que sobresalen los tonos florales y minerales. Su postgusto es exquisito y recuerda los aromas varietales. Es, en sí, un vino limpio, redondo y elegante.