“Banquete poscolonial”: La performance que redefine el perdón y la reparación histórica

Banquete poscolonial” es un llamado incómodo y provocador que obliga a mirar de frente la historia, reflexionar sobre sus heridas y plantear formas radicalmente diferentes de reconciliación.

Los artistas Omar Jerez y Julia Martínez han vuelto a sacudir los cimientos del arte contemporáneo con su última obra, “Banquete poscolonial”, considerada por muchos como una de las performances más extremas de nuestra era. Presentada en Santiago de Querétaro (México), la obra explora, desde una perspectiva radical y profundamente simbólica, el controvertido tema del perdón y la responsabilidad histórica de España por su colonización del actual México.

¿Es posible el perdón histórico?

La performance surge en un contexto donde las relaciones entre España y México enfrentan un debate recurrente: ¿debería España pedir disculpas formales por su pasado colonizador? Durante años, el gobierno mexicano ha exigido un acto ceremonial de reconciliación, pero Jerez y Martínez plantean que el concepto de “perdón” está intrínsecamente ligado a la tradición judeocristiana, una herencia cultural que México absorbió precisamente de los colonizadores españoles. Así, los artistas proponen que este término resulta insuficiente para saldar las cuentas históricas, ya que las generaciones directamente involucradas no están vivas para ejecutar este acto simbólico.

La propuesta de la reparación: volver al origen

Para Jerez y Martínez, la reparación no reside en pedir disculpas, sino en regresar a las raíces culturales prehispánicas y redescubrir su significado espiritual. “Banquete poscolonial” materializa esta idea en un acto profundamente polémico: un encuentro gastronómico donde se recrea el pozolli, un platillo ritual azteca que originalmente contenía carne humana proveniente de sacrificios ceremoniales.

En la performance, cinco ciudadanos mexicanos participaron en un banquete donde se les invitó a reflexionar libremente sobre por qué España debería pedir perdón y las secuelas de la colonización que persisten hasta hoy. Sin saberlo, los participantes consumieron un pozolli elaborado con carne humana, específicamente, del cuerpo de Julia Martínez. Este acto, cargado de simbología, busca “reparar” el agravio original cometido por los españoles al rechazar este plato ritual y prohibir su práctica ancestral, transformándolo en el pozole que conocemos hoy con carne de cerdo.

El sacrificio de Julia Martínez

El acto de Martínez, quien ofreció su propio cuerpo como carne ritual para el pozolli, es presentado como un gesto de generosidad y respeto hacia la cultura azteca. Según los artistas, este sacrificio no es una provocación gratuita, sino un intento de revivir y respetar las prácticas espirituales eliminadas por la colonización. En palabras de Jerez y Martínez, “la reparación real está en el origen, en reconocer y dignificar aquello que fue borrado”.

 

Una reflexión sobre la extrema reconciliación

“Banquete poscolonial” no es una obra para los débiles de corazón ni para aquellos que buscan respuestas fáciles. Más allá del impacto visceral de sus elementos, la performance invita a cuestionar nuestras nociones sobre responsabilidad histórica, justicia simbólica y el papel del arte como vehículo de reconciliación.

¿Puede una acción tan extrema como esta sanar heridas históricas? La respuesta quedará en manos del público, pero lo que está claro es que Jerez y Martínez han abierto un nuevo capítulo en la discusión sobre las relaciones poscoloniales y la posibilidad de reescribir el pasado desde el presente.

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